lunes, 16 de noviembre de 2015

Tres cosas hay en la vida...

Todos sabemos como sigue la canción. Todos hemos estado en una boda donde ha sonado. Es más, probablemente hayas entonado el título de esta entrada con la melodía de la canción. Pero hoy no vamos a hablar de salud, dinero y amor. Al menos, no directamente.



Hoy vamos a hablar de hábitos. Y vamos a establecer los 3 puntos (de ahí el título del post) que conforman estos hábitos, para que seas capaz de identificarlos, gestionarlos e incorporarlos a tu rutina diaria....si tú quieres, claro.

Para empezar, vamos a definir un hábito. O mejor, os lo muestro con un cuento de Jorge Bucay.

"Un niño acude junto a su padre al circo a disfrutar de la función. Antes de entrar en la carpa, el niño le pide al padre ver a los animales. Paseando por el exterior, el niño se detiene frente a un enorme elefante atado por una cuerda a una estaca de madera, y le pregunta extrañado:

- Papá, ¿por qué el elefante, siendo tan grande y fuerte, no rompe la cuerda?

- No sé hijo, quizás no quiera irse, o esté amaestrado para quedarse, responde el padre.

El niño, sin estar demasiado convencido por la respuesta de su padre, le pregunta al cuidador del animal que estaba dándole de comer.

- Señor, ¿por qué el elefante no rompe la cuerda y se va? , pregunta intrigado el pequeño.

- Pues porque lleva atado desde que nació. Cuando era pequeño intentó escaparse, pero no tenía suficiente fuerza para romper la cuerda. Lo intentó día y noche, hasta que se dio por vencido. Ahora, tiene asumido que no tiene fuerza suficiente para escaparse, aunque nunca lo ha vuelto a intentar."

Esa cuerda son los hábitos que hemos ido creando a lo largo de nuestra vida. Somos la suma de todos nuestros los hábitos. "Eres lo que haces, no lo que dices", como dice Elsa Punset. Incluso cuando queremos eliminar un hábito no saludable o negativo, y no podemos, nunca hay que dejar de intentarlo, ya que quizás ahora seamos más fuertes, o más resolutivos...o ahora entendemos cómo está hecho el nudo de la cuerda que nos ata a la estaca.

Entonces, ¿cuáles son esos tres elementos que forman los hábitos? Lo explicamos.

- La señal.

Imagina que quieres ver una película, y tienes todo preparado. Tienes el mando a distancia en la mano, y te dispones a iniciar la reproducción. Para ello sólo tienes que pulsar el PLAY.
Es la señal que activa y genera la acción. Un recordatorio que genera una señal a nuestro cerebro, y pone en marcha el hábito.

Por ejemplo, abrir la puerta de casa para salir nos lleva a apagar la luz, el sonido del despertador nos recuerda que nos levantemos,  sacar la cartera cuando nos traen la cuenta, dar los buenos días cuando llegamos al trabajo...

-La acción.

Siguiendo el ejemplo de antes, tras darle al play, nuestra acción sería ver la película. Una vez mandada la señal al cerebro, nos ponemos en marcha, y activamos el mecanismo que nos lleva a cumplir nuestro hábito, sencillo ¿verdad?

Es todo lo sencillo que puede ser una acción que tenemos automatizada. Si el hábito no ha sido incorporado a nuestra rutina diaria, y según que acción queramos realizar, nos costará más o menos trabajo, y necesitaremos más o menos motivación para llevarlo a cabo, entrando aquí el tercer elemento...

- La recompensa.

Qué mejor recompensa para un cinéfilo que ver una película. Es la gasolina que alimenta el mecanismo del hábito, lo que recibimos a cambio de realizar la acción.

Como supondrás, es básico establecer una recompensa lo suficientemente satisfactoria para volver a realizar la acción al recibir tu recordatorio. Sea el hábito que sea, "el regalo" físico, sensitivo o emocional, debe generar esa gasolina que activa tu cuerpo cuando tengas que volver a hacerlo, por pequeña que sea.

Esquema de hábito



 Ahora que tienes la fórmula del hábito, despeja la incógnita que te motiva a incorporarlo y empieza a incorporar todo aquello que quieras proponerte, en definitiva, elige si quieres ser el protagonista de tu vida.